El envejecimiento poblacional y los avances de la geriatría, han llevado a la creación de un enfoque anticipatorio y preventivo, basado en la mantención de la funcionalidad. Dicho de otra manera, antes que se instale el daño.

     Esto ha llevado a que el Ministerio de Salud haya instalado, la medición de la funcionalidad como un examen universal: Examen de Medicina Preventiva del Adulto Mayor (EMPAM), promoviendo el envejecimiento saludable.
A partir del EMPAM, en la cual cada persona mayor de 65 años es clasificada según riesgo de perder su funcionalidad, se implementan acciones preventivas, de tratamiento y/o rehabilitadoras, que pueden referirse al riesgo cardiovascular, a la salud mental, al ámbito osteoarticular o a la detección de situaciones particulares de riesgo como la falta de redes de apoyo o la sospecha de maltrato.

     Considerando la especial situación de riesgo de pérdida de salud en que se encuentran las personas mayores, en la actualidad el énfasis está puesto en centrar la atención de salud en un sistema integral, que cuente con equipos competentes, multidisciplinarios, coordinados para la atención de este grupo etario, favoreciendo de esta forma la continuidad de los cuidados y la calidad de la atención.